Himno Generacional

martes, agosto 22, 2006

Porca miseria

Cómo desgraciadamente este verano tampoco he dado el braguetazo de mi vida, este lunes (por desgracia) volví a ese trabajo que tantos quebraderos de cabeza me está dando, es lo que tiene ser un simple trabajador de a pie. Cada año lo mismo y cada año me sienta peor eso de volver. El domingo estaba intranquilo, con dolores de barriga, comiendome las uñas e ideando alguna para poder escaquearme algunos dias más y eso que tuve mucho tiempo para pensar ya que me costó bastante dormir (así que es normal ,hasta que no cambie el horario de sueño vaya medio zombie). Primero pensé en la típica excusa del marisco aunque eso solo me hubiese aportado un par de dias mas de sosiego, luego en romperme algún dedo, total, solo uno de diez es una buena estadística, mas tarde en empotrarme con la moto contra un muro, pero era demasiado, pensé en hacer algo de Kale Borroka y esa idea también se esfumó. Así que después de estar pensando cosas sin sentido y para nada, decidí ir a trabajar cómo el mejor trabajador del mes. Lo único bueno es no hay casi nadie y los pocos que estamos no vamos ni a medio gas parece que vamos a camara lenta, los teléfonos no suenan, las puertas ni se abren.

Esto me ha hecho reflexionar en cómo cuando éramos niños nos levantábamos a las 7 de la mañana dando el coñazo a todo el mundo de la casa, y siempre terminando viendo la tele, actualmente es todo lo contrario, deseando que llegue el finde para poder dormir lo que nos de la gana y quedarnos en la cama rebozándonos hasta las tantas y sin querer poner los pies en el suelo, lo que son las cosas. Y ya si pienso un poco más, también me viene a la cabeza en cómo puede afectar negativamente cosas acontecidas en el pasado, me vengo a referir en el coñazo que daban los vendedores de enciclopedias, cada semana se pasaba alguno por casa, actualmente jamás compraría ninguna y eso que nunca tuvimos ningún problema con ellos, solo con cerrarles la puerta en las narices ya tenían bastante. Otros que corrían la misma suerte eran los Testigos de Jehová, por lo menos en mi casa ya que consiguieron convencer a algunos del barrio. Visto que empiezo a hablar del trauma que es el regreso al trabajo y termino hablando de los Testigos de Jehová será mejor que me vaya despidiendo.