The time is running out

Este médiodia cuando volvía al trabajo, he visto una lagartija, bueno, rectifico, una minúscula lagartija, si hubiese sido grande posíblemente yo habría corrido hacia un lugar mas seguro. La cuestión es que la he visto muy indefensa y perdida en esa inmensidad de acera, a la deriva, sin rumbo fijo y dando vueltas, sin saber a donde ir, en una ciudad donde los parques brillan por su ausencia, que estaría haciendo allí, cómo habría llegado a ese lugar, y sus padres donde estarían.

Ahí estabamos ella y yo, los dos solos, yo mirándola con cierta compasión y ella dando pequeñas zancadas sin saber muy bien a donde ir. Después de esa rápida reflexión, me he hecho la misma pregunta pero en primera persona, y si hay algo allí arriba que también me mira con cierta compasión, puede que haya un ente por encima de todos nosotros que siga nuestros pasos y cada vez que tomamos un camino equivocado se ponga las manos en la cabeza.

Puede también que haya algo debajo de todos nosotros y el destino de la pequeña lagartija esté ligado a él, por consiguiente el mio y el vuestro también, esperando que todos y cada uno de nosotros la caguemos para su regocijo, que a cada paso equivocado se cuelgue una medalla. Que vayamos como palomas sin cabeza, volando sin rumbo hasta estrellarnos contra un muro.

Una vez se me ha pasado éste flash, he vuelto a ser yo y no se me ha ocurrido otra cosa que coger a la lagartija pero no para llevarla a un parque o una zona mas segura, sino para meterla en la empresa y formar el caos con todas las mujeres. Soy así, que le voy a hacer. Cómo no se estaba quieta la he empeado a mantear con mi mano, con la mala suerte que justo cuando iba a cruzar la calle se me ha caido a la carretera y lo peor de todo es que venía un coche a toda leche. Corta vida a la lagartija. Sin duda su destino estaba ligado con el de abajo.