Himno Generacional

lunes, febrero 18, 2008

Cosas qué diría con solo mirarla

Hay veces que una simple aparición te deja indiferente, hay veces que una simple aparición te hace pensar y hay otras veces que una simple aparición te deja tocado. Supongo que aún no estaba preparado para enfrentarme a fantasmas del pasado, pero no voy a negar que me ha venido bien, sobretodo para cerrar un ciclo que quedó con la puerta medio abierta, cómo un día con mucho viento que no termina de encajar y tienes que darle un pequeño golpe pero no quieres darle un portazo, por miedo a que todos los cristales se rompan en mil pedazos definitívamente y no haya vuelta atrás para reconstruirlos, ya que esa puerta en su tiempo fue bastante importante y todavía hoy, siete años después, (me di cuenta el sábado) lo sigue siendo.

Como todos los mejores momentos tienen que ser sin premeditar, así que me la encontré de espaldas, fui y le toqué en hombro, se dio la vuelta y cuando se dió la vuelta su cara de sorpresa lo decía todo, nos dimos un fuerte abrazo y ahí supe que no había rencores. Nos fuimos a hablar, fueron apenas cinco minutos, pero no paramos de quitarnos la palabra el uno al otro, mirándonos a los ojos, conservando la química y chispa de antaño, recordando nuestra canción, de los Fibs juntos, riéndonos de las mismas cosas, cómo si esos siete años de letargo y distancia no hubiesen sido tal, sino únicamente dos días. Nos dimos otro abrazo más fuerte si cabe para despedirnos.

Luego intenté reponerme pero me fue imposible, así que decidí volver a casa, pronto, muy pronto. Estuve todo el camino de vuelta pensando en aquellos cuatro años que pasamos juntos. Hay un símil bastante banal que suelo utilizar, es que la vida es cómo una partida de póquer, te tocan unas cartas y tienes que intentar sacar una buena partida con ellas, y algunas de esas cartas no las puedes soltar otra vez a la baraja y te las tengas que quedar para siempre, aunque tú no las hayas elegido y no tengas nada que ver en el azar.