La friolera historia de La Señora Anécdotas

¿Os acordáis de La Señora Orujo? ¿Y de su hermana, La Señora Anécdotas? Pues hoy nos han llegado noticias frescas desde la capital sobre ésta fuente inagotable de sucesos. Resulta que a la mujé, hace cómo cosa de un año le dejó el marido, por una mas joven, mas delgada y con mas panoja (lo típico, vamos), la pobre todavía no le ha encontrado sustituto. Pensó que qué mejor que autopedirse para Papa Noel un consolador. Ni corta ni perezosa fue a probar éste artilugio y no sé dónde lo tendría, si en el frigorífico o en el balcón con todo el biruji, pero lo cierto es que al ir a comprobar las cualidades del pollón de plástico lo encontró súmamente gélido. Así que no se le ocurrió otra cosa que meterlo en el microondas para que entrase en calor. Os podéis imaginar el resultado, ¿no?. Exacto, el látex no resistió las ondas del aparatejo y le quedó todo el interior lleno de un líquido gelatinoso, y la pobre se quedó sin estrenar el dildo, así que su gozo en un pozo, y nunca mejor dicho. Pero bien pensado, menos mal que el consolador no era de metal, de esos que venden en los chinos, si no la desgracia hubiese sido mucho peor.

Pero lejos de renunciar a tener sus noches de autosexo, los Reyes Magos le han traido unas bolas chinas, desconozco cómo las calentó antes de satisfacerse, puede que las pusiera al baño maría, o las metiera en la cama y les pusiese unas mantas para que entrasen en calor.